Alcohol y drogas: Qué hacer desde la empresa
El consumo de alcohol y drogas en los puestos del trabajo es una problemática compleja de dificil solución. Estas sustancias alteran la capacidad psicomotora de las personas que se encuentran bajo sus efectos y, evidentemente, también afectan a las personas cuando se encuentran en su puesto de trabajo.
Desde siempre, se ha aceptado el consumo de alcohol (no tanto el de drogas), tanto en el ámbito privado como en el laboral, e incluso se ha ofertado en las cafeterías y comedores de empresa como algo normal sin que por parte de ningún estamento público o de la propia organización se pusieran reparos al mismo.
Cuando nos referimos al consumo de alcohol es importante diferenciar y matizar formas o patrones de consumo, que comportan distintos riesgos y requieren distintas estrategias de actuación. Hablamos de:
- Consumo moderado o consumo de bajo riesgo. Indica que el consumo está dentro de las pautas legales y médicas, y que es poco probable que derive en problemas relacionados con el alcohol.
- Abuso o consumo excesivo de riesgo. Consumo que ya acarrea daños para la salud (física o mental), e incluso daños sociales propios y/o para los demás. Comprende cualquiera de estos 3 niveles:
- Consumo de riesgo. Supera los límites de un consumo moderado y aumenta la probabilidad de sufrir enfermedades, accidentes, lesiones o trastornos mentales o del comportamiento.
- Consumo perjudicial. Patrón de bebida que ya ha causado daño para la salud. El daño puede ser bien físico (p.ej., hepático debido al consumo crónico), o mental (p.ej., episodios depresivos secundarios al consumo), y va acompañado con frecuencia de otras consecuencias adversas de índole social, familiar y/o laboral.
- Dependencia o consumo dependiente. Se presenta cuando, además de haberse producido daños, el consumo de alcohol se ha convertido en una conducta adictiva.
Como ya poníamos de manifiesto en el artículo publidado en nuestro blog el 24 de Abril del 2013, son muchas las excusas que se han puesto desde siempre para no abordar este delicado tema en el ámbito laboral, sin embargo, en los últimos tiempos ha ido creciendo la preocupación ante el consumo de este tipo de sustancias dada la predisposición de los trabajadores que se encuentran bajo sus efectos a padecer incidentes y/o accidentes e incluso a provocar algunos en los que se ven afectadas las personas de su entorno.
Debido a esto, desde las propias organizaciones se pone de manifiesto la necesidad de llevar a cabo acciones preventivas, con el objetivo de mejorar la situación de los trabajadores en relación al consumo de alcohol y drogas, educando a los trabajadores en un consumo responsable y promoviendo cambios en los estilos de vida e incluso en la cultura de la propia organización, transformándola en un entorno saludable que derive en la adquisición de hábitos de vida más saludables por parte de los trabajadores que la integran.
Compromiso de la organización: El éxito de un plan de actuación sobre alcohol y drogas en la empresa viene fundamentalmente determinado por el consenso y participación adquirido entre todos los agentes implicados de la empresa. Este consenso ha de permitir garantizar los derechos individuales de las personas.
Sensibilización: hacer reflexionar para cambiar actitudes y conductas relativas al consumo, con información amplia clara y ajustada a la realidad sobre las drogas y el alcohol y las consecuencias que se derivan de su abuso.
Detección y control: se debe centrar la atención sobre aquellos aspectos que tienen una proyección en el lugar de trabajo.
Intervención: elaboración de un prograna asistencial para el abordaje de los problemas relacionados con el alcohol y otras sustancias cuando las medidas preventivas han sido insuficientes.