Conducción eficiente: mayor seguridad y ahorro
Hace tiempo que escuchamos de forma habitual el término conducción eficiente, tanto en las empresas como en los medios de comunicación, sin embargo muchos no tenemos muy claro a qué se refiere y, sobre todo, qué ventajas conlleva.
En este sentido, desde ERGOBI lo que tenemos muy claro, y desde aquí os trasladamos, es que la práctica de una conducción eficiente aumenta de forma significativa el nivel de seguridad en nuestros desplazamientos, ya que conducir de forma eficiente lleva implícita una reducción de la velocidad y las aceleraciones bruscas, y una mejora de nuestra anticipación y respuesta ante las situaciones que se suceden durante la conducción, etc.
Además, contribuye a largar la vida útil de nuestro vehículo, reduce los costes en carburantes y la contaminación, reduce los accidentes… en definitiva contribuye a mejorar nuestra calidad de vida y nuestros niveles de salud y bienestar.
Por todo eso, hoy vamos a trasladaros unos sencillos consejos aptos para cualquiera, que esperamos que os sean de gran utilidad.
- Arranque. Hoy en día, los motores vienen equipados con sistemas de autogestión que hacen innecesarias prácticas antiguas como el “calentamientos” del motor. Hoy en día, arrancar un motor para iniciar la marcha es eso mismo: arrancar un motor para iniciar la marcha cuanto antes, siendo suaves y dejando que el motor se vaya calentando paulatinamente con el uso.
- Aceleración. Salvo casos justificados, las aceleraciones deben ser suaves para evitar consumos exagerados. El tacto del pie derecho debe ser muy refinado para evitar que la centralita de la alimentación interprete un pisotón como una demanda urgente de inyección de carburante en los cilindros del motor. Además, si pisamos a fondo y al ver que nos hemos pasado soltamos el acelerador, el daño para nuestro bolsillo ya estará hecho. Dicho de otra manera: con nuestro pie tenemos que hablar claro: sólo si necesitamos acelerar de verdad, pisaremos de verdad.
- Velocidad. La clave para reducir el consumo de carburante está en el mantenimiento de una velocidad de marcha constante, evitando pérdidas de energía cinética y aprovechando al máximo las inercias del vehículo. Para eso, conviene anticiparse en todo momento a lo que sucederá más adelante y obrar en consecuencia.
- Régimen. El motor puede y debe funcionar a regímenes bajos como norma general. Cuanto menos carburante entre en el motor, menos vueltas dará por cada minuto, o sea que si mantenemos un régimen motor bajo, gastaremos menos y el motor tardará más en envejecer. Siempre que sea posible, elegiremos una marcha larga para circular y así aceleraremos lo menos posible, a no ser que necesitemos obtener aceleración (por ejemplo para adelantar en carretera o para incorporarnos a una autopista), ya que cuanto más larga es la marcha menos fuerza, y por lo tanto menos empuje, le da al vehículo.
- Ralentí. El ralentí es el circuito alternativo de alimentación del motor que garantiza que los pistones seguirán en movimiento dentro de los cilindros aun cuando no haya nadie que los haga mover (ni el vehículo por su propio movimiento ni el conductor con el acelerador), y su consumo es elevado, sobre todo teniendo en cuenta que en la mayoría de ocasiones se pone en marcha cuando estamos detenidos. Por eso, como norma general se recomienda apagar el motor a partir del primer minuto de detención, aunque los vehículos más actuales ya vienen equipados con un sistema start/stop que apaga el vehículo en los semáforos y lo enciende al reiniciar la marcha.
- Climatización. El confort que nos proporciona el sistema de climatización del vehículo tiene un coste añadido que eleva de forma considerable el consumo de carburante del vehículo. A bajas velocidades, a menudo es suficiente llevar algo abiertas las ventanillas del coche. Y antes de considerar si encendemos o no el aire acondicionado, muchas veces con la ventilación forzada tenemos frescor de sobra. Finalmente, antes de llegar a destino podemos ir apagando el aire acondicionado que no necesitaremos, y eso que nos ahorraremos.
- Aerodinámica. Los coches actuales son capaces de obtener grandes resultados de resistencia aerodinámica tal cual salen de fábrica. Eso sí, si llevamos instalado un portaequipajes que no necesitamos, o llevamos abiertas las ventanillas cuando circulamos a alta velocidad, o nos da por instalar alerones en el coche como si fuéramos a salir volando con él, todo o parte del trabajo de ingeniería realizado para reducir el consumo del vehículo se irá con el viento.
- Mantenimiento. El cumplimiento del programa de mantenimiento preventivo del vehículo es más que suficiente, hoy en día, para evitar sorpresas desagradables. Los cambios de aceite, refrigerante, filtros, bujías, correas, cuando así lo marca el fabricante del vehículo no sólo nos ahorrarán sustos e inconvenientes en mitad de la carretera, sino que redundarán además en un menor consumo de carburante, lo que ya a corto plazo nos supondrá un buen ahorro económico. Y a largo plazo, más aún.
- Neumáticos. El mantenimiento de los neumáticos en un buen estado y el control de su presión de inflado es esencial para una conducción eficiente. Con un déficit en la presión de 1 bar, por haber olvidado revisar este punto durante algún tiempo, se consume un 6 % más de carburante además del envejecimiento prematuro de las cubiertas y del riesgo de reventón inminente. Con controlar la presión de inflado en frío una vez al mes y siempre antes de un viaje, sin olvidar la rueda de repuesto, no sólo estaremos ahorrando un buen dinero, sino que estaremos invirtiendo en nuestra seguridad.