Desde el pasado mes de Junio, CC.OO., a través de Anna María Mellado García, está presentando un Medidor de acoso sexual, elaborado por la Secretaría de Mujeres e Igualdad de CC.OO. de la Región de Murcia y basado en un estudio realizado por el Instituto de la Mujer en el año 2006.

Este medidor es una escala en la que se identifican 16 comportamientos que atentan contra los derechos de la mujer y pretende ser una herramienta que ayude a todas las personas trabajadoras de las empresas, no únicamente a las mujeres, a reconocer señales de comportamientos vejatorios de carácter sexual hacia las mujeres y a detectar la presión ejercida por las personas  acosadoras desde los niveles más bajos.

Empieza por comportamientos más o menos habituales y que están “normalizados” en las empresas, tanto por las personas trabajadoras como por las personas empresarias,  pero que no tienen nada que ver con el trabajo ni con un clima laboral saludable, y que no deberían estar normalizados ya que podrían ser constitutivos de un acoso leve y agravarse hasta convertirse en comportamientos tipificados como delitos contra la libertad sexual, en imposición de relaciones sexuales bajo amenaza de despido o  en el asalto sexual.

Uno de los signos más “normalizados” y comunes de acoso sexual son los chistes, piropos, comentarios y preguntas inadecuadas, que se encuentran en los niveles 1 a 5; entre el 6 y el 10 aparecen las insinuaciones y la petición de relaciones de forma explícita o el mostrar imágenes de contenido sexual; y a partir del nivel 11 aparece el acoso físico, que llega «hasta el asalto sexual»

A medida que avanzamos en la escala y en la gravedad del acoso, en la persona acosada se empieza a generar una situación muy negativa para su salud, es decir, un estado de ansiedad, de sentirse mal, de no saber cómo reaccionar y una necesidad de evitar a las personas acosadoras (entre otros efectos) y todo esto afecta también de forma directa y significativa tanto a su rendimiento laboral como al de aquellas personas que están en su entorno y que no están a gusto el clima laboral sexualizado que se ha generado.

Además, las situaciones de acoso que consideramos leves, a medida que se prolongan en el tiempo y que se repiten reiteradamente, pueden derivar en situaciones de acoso tanto o más graves que otras que inicialmente se puedan suponer así y pueden derivar en un nivel de Riesgo Psicosocial intolerable en la empresa.

Cuando se detecten las primeras señales de alarma, las personas trabajadoras deberían reclamar a la empresa la aplicación del protocolo frente al acoso sexual, bien a través de sus representantes (delegados de prevención, sindicatos, etc.) o personalmente, ya que, según la Ley de Igualdad, según el Estatuto de los Trabajadores y según la Ley 31/95 de Prevención de Riesgos Laborales, las personas empresarias  son las responsables de la prevención contra el acoso sexual y deben tomar medidas y establecer procedimientos para hacer frente al mismo.

Llama la atención, y es un dato que debería servir para la reflexión, que, son situaciones que no se dan mayoritariamente en los niveles productivos más bajos o en determinados sectores, sino que se pueden producir en cualquier sector y a cualquier nivel en las organizaciones. Así lo destaca Anna María Mellado García, que indica que, según un estudio del Parlamento Europeo,  el 75% de las mujeres que trabajan en órganos de dirección y consejos de administración en Europa manifiestan que han sido y/o son acosadas.

MEDIDOR DEL ACOSO SEXUAL

  1. Chistes de contenido sexual sobre mujeres.
  2. Piropos y comentarios sexuales.
  3. Pedir citas reiteradamente.
  4. Gestos y miradas insinuantes.
  5. Preguntar sobre tu vida sexual.
  6. Hacer insinuaciones sexuales.
  7. Mostrar imágenes de contenido sexual.
  8. Propagar rumores sobre tu vida sexual.
  9. Pedirte abiertamente relaciones sexuales.
  10. Acercamiento excesivo.
  11. Abrazar y besar cuando no se desea.
  12. Tocamientos, pellizcos o acorralamientos.
  13. Exhibir o difundir imágenes a través de redes sociales.
  14. Presionar para obtener sexo a cambio de mejoras.
  15. Tener que realizar actos sexuales bajo presión de despido.
  16. Asalto sexual.